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Un homenaje permanente, en memoria de don Luka, que propongo a todos los que se acerquen a este espacio de reflexión y recuerdo, es el de seguir leyendo siempre a los buenos autores clásicos que él nos explicó.

Dicen que clásico es aquel que ha alcanzado tal dominio en una disciplina artística que merece ser propuesto como modelo para la posteridad. ¿Quién elige a los clásicos? Las academias, sí, pero también el público. Así creo que seremos fieles al espíritu de don Luka si recordamos aquella frase de la pedagogía elemental: «Leer es un verbo que no se puede conjugar en imperativo», y ponemos al alcance de los niños y adolescentes LIBROS, LIBROS, LIBROS… mejor que las inevitables pantallas táctiles virtuales. Dejemos despertarse y crecer su imaginación con libros, que les proponen modelos ideales que son a su vez motores de su crecimiento y desarrollo intelectual y moral (educación en actitudes y valores).
Don Luka nunca nos obligó a leer ni a estudiar, lo hacíamos con gusto y no temíamos sus notas… Todavía me pregunto: ¿Cómo lo conseguía?

Miguel Ballester Casado

Málaga (España)

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