
Munich. La ciudad en la que se reunieron mis padres después de doce años de separación, un 26 de octubre de 1956. Un lugar inolvidable para nuestra familia. Hoy es el aniversario de aquél acontecimiento que marcó el fin de una larga etapa de sufrimiento y el comienzo de una nueva vida y que tan bién relató Elica en su colaboración «así conocí a mi padre».
Yo sólo he estado allí en una ocasión, cuando tenía 9 años, acompañando a mis padres en un viaje, cuando no conocía nada acerca de la historia familiar y de la importancia que tenía la ciudad para ellos. Me pareció un lugar animado y alegre. Recuerdo la algarabía en una cervecería a la que fuimos a cenar hamburguesas de las de verdad con patatas fritas. Había muchos bávaros vestidos con el traje regional (los pantalones de cuero con peto y tirantes y medias de lana gruesa). Cuando se enteraron de que había gente venida de España en el local, la banda de música comenzó a tocar «Valencia» y todos se pusieron a bailar. Supongo que la cerveza, servida en unas jarras enormes, tendría bastante que ver con la animación que había allí dentro. Yo, que no bebía, como es lógico, pero daba buena cuenta de las viandas, me lo pasaba en grande viendo a los mayores bailar y cantar sin ningún recato. Mis padres observaban tranquilos y divertidos.
Ahora puedo imaginarme lo que supondría para ellos pasear por las calles de aquella ciudad que les traía tantos recuerdos. Nosotros seguimos celebrando este aniversario como una fiesta familiar más. Este año, por primera vez con mis padres juntos en el Cielo. Pero aquí está Elica, protagonista de aquella jornada gozosa e irrepetible.