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Siento la mirada azul de mi padre muy cerca de mi mientras surco la mar de su infancia.

El vivo color del agua me envuelve mientras la brisa se lleva mis pensamientos. O quizá me los incrusta en lo más profundo del alma.

Sorteo las islas verdes y blancas de pinos y rocas. Sonrío ante el alegre paso de los brillantes delfines y el vuelo curioso de las gaviotas blancas.

El vaivén del barco me arrulla  mientras el viejo marinero me cuenta antiguas historias sobre los lugares que divisamos. O simplemente me deja que disfrute en silencio.

Nunca he estado aquí antes, pero todo me resulta familiar y mío.

Quizá porque ya había oído antes las historias de las islas y de la mar que me rodea, contadas por las voces que mas he amado.

Quizá porque cada llegada mía es en realidad un regreso a lo que tanto he querido sin conocerlo.

Quizá porque fundiéndome con esta mar, os encuentro con una luz nueva joven y alegre. Y cada ola me trae la imagen clara de vuestra sonrisa.

 

 

 

 

 

 

 

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