Retomo el hilo de la historia de mi padre, Luka Brajnović, reproduciendo aquí la traducción al castellano de un poema que escribió en croata en 1947 titulado «La primera mañana en el exilio». En la imagen, a la derecha, mi padre en los primeros días de su exilio esperando a ser trasladado a un campo de refugiados del norte de Italia.
La Aurora
Calló el último susurro de la noche
y la oscuridad retrocedió aún más
de entre los árboles.
Los prados se rociaron de lágrimas
de la muchedumbre despojada de los hogares
y de los amores,
sorprendida por el miedo
y la incertidumbre.
El hielo gris se derramó por la aurora
más fría que el cadáver
de una víctima del hambre
Luego -tras las brumas-
el cielo radiaba el calor.
Las lejanías salieron de la oscuridad,
las lágrimas en los céspedes reavivaron
y se encendieron.
Los ojos de los méritos asesinados miraban.
La aurora crecía en día.
El despertar
En las pupilas extrañadas se ahogaba el cielo.
La luz oculta del destino
entraba en las almas
como el cortejo blanco de las niñas comulgantes
por la silenciosa escalera de la alegría
Y sin embargo,
todo era extraño, ajeno:
los pensamientos y el día joven
y los caminos ocres desconocidos
que se apresuraban por el valle,
y los colores del arco iris del río.
Los capullos que ayer fueron arrancados
de su débil vara
han florecido.
La hoguera de los ensueños
se heló de repente,
La Paz se apagó
y las esperanzas de ayer
emprendieron un largo viaje
sin quedarse cerca ni una sola.
La oración
Las viejas y solemnes campanas
saludan al día y al cielo.
El Señor entró en nuestras moradas
de barro, ramas y vallas
y con su sombra encendió
una luz nueva
en aquella primavera estrangulada.
Entonces dije:
¿Quién soy yo, Señor,
para que me besaras con tu pensamiento,
mientras esperaba, medio despierto,
un beso distinto?
Tu eres el Ahora eterno
y sin ti no ocurre nada.
Tu sabías desde la eternidad
nuestro principio, nuestro camino
y nuestro fin.
Nuestro presente para ti
siempre fue vivo.
Sabías lo que deseábamos, qué deseamos
y qué vamos a anhelar,
porque desde siempre amabas
nuestra vida
y siempre la amarás
Nuestro destino es también algo tuyo.
¿Por qué entonces iba a ser para nosotros
una carga desesperada?
¡Llena de alegría nuestro exilio
para que en ti resuciten todas nuestras esperanzas
y nuestra felicidad muerta!
Cuando salga de esta alambrada
me acercaré a la mar
donde las olas son como deseos
de un buen navegar
Luka Brajnović
Hola, quisiera saber dónde fue tomada esa foto, porque creo reconocer a mi padre en ella. Te agradeceré cualquier información me puedas dar! Muchas gracias Jelena Nadinic
Ahora mismo estoy de viaje y no tengo el original con la referencia. En cuanto vuelva te contesto con exactitud
Hola, he regresado de mi viaje y he podido consultar la fotografía . Está tomada en Udine (Italia) el 21 de mayo de 1945. Según el diario de mi padre, las personas que estaban allí se encontraban en manos de las tropas inglesas esperando a ser trasladadas a un campo de refugiados. A mi padre le llevaron a uno junto a la ciudad de Treviso. Supongo que a los demás también.