
Esta mañana me ha despertado la voz de Ana…
Era un sueño. Aquél 3 de julio de 1945, Luka No estaba con ella, sino con miles de refugiados en las caballerizas de Bolonia, tendido en el suelo. Pero el sueño fue tan vívido, con su mujer diciéndole que mirara lo guapa que estaba su hija en la cuna, que le costó volver a la dura realidad.
Me estremecí y abrí de par en par los ojos para ver en su lugar unas bolsas de viaje que habían dejado junto a mi cabecera. Me hicieron falta varios instantes para darme cuenta de que estaba en el desengaño del epílogo de un sueño y para cerciorarme de dónde me encontraba en realidad.
Pero Luka seguía viviendo del recuerdo de la voz de Ana
Todavía siento el color y la calidez de su voz como la oí en alto. Quizá por eso y por el incansable deseo de estar con ella permanezco bajo la sensación de una belleza que estuvo tan cerca de mí, que por un momento sólo me ha tocado y se ha desvanecido. Y yo ni siquiera la he visto.
Y así todos los días. Un nuevo pensamiento. Una conversación, una asociación de ideas, me dirige a una nueva página de meditación que se inspira el dolor de amor.
Luka explica que todo eso le ocupa la mente mucho más que las agitaciones políticas que revuelven el campo de refugiados.
La gente a mi alrededor querría politizar, imaginar sobre el futuro de la emigración, sobre el posible viaje a América, y yo ante esos asuntos me quedo frío. Por eso se extrañan, cuando me envuelven en esas conversaciones, de que yo pueda hablar tan fría y tranquilamente de un asunto que a ellos les ocupa todas las fuerzas.
Él es consciente de que sus opiniones no son muy compartidas en ese ambiente altamente politizado por una razón obvia:
Veo las cosas desde mi perspectiva que es muy clara y completamente independiente de toda política.
Su actitud respecto a la política no cambia pero su interés por el futuro que espera al grupo de refugiados al que pertenece da un giro dos días más tarde. Llegan noticias que le traen nuevas esperanzas y eso en el momento más crítico, cuando todo se preparaba para su traslado a un campo de refugiados más al sur de donde se encontraban, fuera de la region italiana de Emilia.
El comandante del Campo de refugiados (un irlandés llamado Stuart) les dijo que sentía que dejaran su jurisdicción (él era el jefe de los campos de refugiados que los ingleses tenían en la región de Emilia), pero que estaba seguro de que estarían bien en su futuro campo. Además les dijo que estaba convencido de que allí tampoco estarían mucho tiempo porque las circunstancias políticas internacionales se iban a resolver a su favor y pronto podrían volver a casa.
Tengo que reconocer que estas palabras me han llenado de ánimo y alegría, porque es la primera vez que oigo a un oficial inglés hablar de nuestro regreso.
De todas formas, Luka se lo tomó con cautela:
Por supuesto que recibo esta noticia con la mayor de las alegrías pero también con cierta reserva, no sea que luego pase algo que me desilusione demasiado. Creo que las elecciones de hoy en Inglaterra y la evolución del periodo postelectoral arrojará más luz sobre esta oscura situación nuestra.
El comandante inglés les comentó que soldados polacos estaban buscando la ayuda de los angloamericanos para combatir a los soviéticos en su tierra y que él nunca había pensado que hubiera a haber un enfrentamiento entre Inglaterra y Rusia pero ahora hasta eso lo veía posible. Dijo también a los croatas que había efectivos ingleses, pero solo como observadores en ciudades de su país como Zadar, Šibenik, Dubrovnik o Split.
Esto es un concreto y emocionante material que debe llevar a la consideración y a también a la cautela. De todas formas hoy mi ilusión, la ilusión que llena mi corazón, con toda su belleza, la ilusión de mi regreso, se convierte en más cercana y, puede decirse así, es menos ilusoria.
En el corazón de Luka se cruzan sentimientos encontrados
Soy consciente de que estas noticias hay que analizarlas con cuidado. Por otro lado me llueve la alegría y la emoción al pensar que dentro de poco podría estar junto a Ana y junto a la niña.
Y es que su afán de volver tiene un solo sentido, reunirse con Ana.
Tengo muy claro que me interesa mi destino sólo en cuanto está ligado al de ella. Deseo mi regreso, lo deseo por encima de todo sólo por ella. Porque creo que mi Ana espera que voy a volver a ella. Porque si no tuviera eso – Dios no lo quiera – no solo no querría nunca volver a la patria, sino ni siquiera volver a la vida.
Pero Luka está seguro de la fidelidad de Ana.
Mi convencimiento en su inmenso amor es tan fuerte que me sostiene en este resistir, resistir con paciencia, porque tengo la esperanza de que llegará de nuevo el día de nuestra felicidad. Estoy seguro de que la Virgen de Fátima no nos ha olvidado. Ella es más fiel a nosotros que nosotros a ella y ella nos sostendrá y defenderá y escuchará nuestras oraciones. Esa es mi más sólida confianza.
En la foto, la Plaza Mayor de Bolonia en la actualidad