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El de Fermo fue el campo de refugiados en el que más tiempo estuvo Luka Brajnović internado en Italia. Llegó el 11 de julio de 1945 y salió ilegalmente a mediados de agosto de 1946, porque la situación en él se había vuelto insostenible. Allí empezó a tener acceso a medios de comunicación. El 14 de julio ya anota en su diario una completa revista de la prensa italiana que llegaba a sus manos.

El campo estaba situado en el estrecho valle que formaba la cuenca del pequeño río Teno, donde había una estación y un complejo para el almacenamiento de grano convertido en alojamiento para los refugiados. Tenía ocho enormes almacenes dispuestos en dos grupos.

Dentro de cada almacén vivían cientos de personas. En el de Luka, 252. Él, que suspiraba por un poco de privacidad sufría por no poder aislarse de la masa.

En el mismo espacio del campo no hay nada interesante – anota en su diario. – En las alrededores fluye el pequeño río (en el que me lavo todas las mañanas) que, como todos los que he visto en Italia, tiene un cauce muy ancho y muy poca agua. A su derecha, del lado que están nuestro hangares, no hay mucha vegetación por lo que es difícil encontrar sombra. Al otro lado hay una especie de bosquecillo de árboles muy bajitos que no tiene de ancho más de seis metros. Estuve ahí buscando un sitio tranquilo en el que poder trabajar sin que nadie me molestara pero no lo encontré. Al otro lado de la arboleda, baja una pendiente hasta donde se encuentra la batería de las tropas polacas, que es para muchos de nuestros «avispados» refugiados fuente inagotable donde conseguir cigarrillos y, por desgracia, alcohol.

Luka explica que desde el campo se ve la colina sobre la que está edificada la ciudad de Fermo, antigua fortaleza papal. Su aspecto desde la lejanía y su interesante historia despiertan en Luka el afán de conocimiento y se propone hacer una escapada para visitarla en cuanto su salud y las circunstancias lo hagan posible.

En su nuevo campo de refugiados tiene acceso a medios de comunicación. Alguien tiene una radio en su barracón.  Y se las arregla para conseguir periódicos de todos los colores. En la entrada de su diario del 14 de julio de 1945 hace ya una detallada revista de prensa en la que repasa lo que dicen desde el católico L’Osservatore Romano, pasando por La Stampa Libera, o el democristiano Il Popolo hasta el comunista Il Lavoratore. Las noticias que resume le resultan inquietantes. Constata como Tito se consolida en la recién formada Yugoslavia y se empieza a hablar del titoísmo como una realidad inamovible. La prensa da cuenta de las primeras alianzas del nuevo líder yugoslavo, identificado con la idea del paneslavismo, con la Unión Soviética, a la que considera la hermana mayor de Yugoslavia.  Y respecto a la confusión del fin de la guerra y la falta de acuerdos de paz, anota que La Stampa Libera augura una ruptura entre la Alianza Occidental y la Unión Soviética.

Pero lo que más le preocupan son las noticias que llegan de la situación interna en Yugoslavia que publican Il Popolo e Il Lavoratore. Las condiciones en las cárceles – que Il Lavoratore justifica – son pésimas. El pensamiento vuela enseguida a Ana

Pienso en ella, en su vida actual y apenas puedo encontrar una migaja de optimismo en toda esta tragedia.

Las noticias sobre Zagreb  tampoco son buenas

Quizá ella no esté ya en Zagreb. Para que los nuevos mandatariios legitimaran los saqueos, el consejo nacional de municipios ha establecido para la ciudad de Zagreb que en el plazo de 14 días abandonen la ciudad todos los que se establecieron en ella entre el 10 de abril del 41 y el 8 de mayo del 45 (la duración del régimen anterior). Esta resolución la justifican por la escasez de comida y de viviendas. (Esa noticia la oí en la radio). Estoy convencido de que en Zagreb reina el hambre, pero Los principales motivos de esta medida son otros.  Eso está claro. Me pregunto ahora si Ana ha tenido la posibilidad de trasladarse y si se ha trasladado. Lo mejor para mí sería que estuviera cerca de Senj (su ciudad natal) si su padre y su madre están vivos. Entonces mi plan estaría más cerca de la realidad.

Lo que Luka no sabía es que Ana seguía en Zagreb sobreviviendo como podía porque le era imposible ir a Senj con sus padres, porque los comunistas habían ido a su casa a buscarla para detenerla. Le buscaban por su nombre de soltera: Ana Tijan. Ella estaba obligada a salir adelante sola con su bebé en la capital, porque no tenía dónde ir.

En la foto, un panorama de los alrededores de Fermo en la actualidad. 

 

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