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El 15 de agosto de 1945 los japoneses se rindieron y en todas partes se celebró el fin de la II Guerra Mundial. La ansiada paz llegaba por fin, Pero no la solución al reencuentro entre Luka Brajnović y su esposa Ana.

En muchas ciudades por todo el mundo se lanzaron las campanas al vuelo y la gente salió a las calles para celebrarlo. Luka Brajnović informó sobre el acontecimiento en su periódico con alivio porque se habían acabado los enfrentamientos, pero el corazón roto porque la paz no le acercaba un ápice a su esposa y a su hija. Es más, luego se comprobó que los tratados posteriores, lo que hicieron fue dificultar la reunión familiar y prolongar la separación durante más de una década.

Mientras media Europa lanzaba las campanas al vuelo celebrando la paz – recordaba Ana Tijan, que se encontraba detrás de lo que después se llamó el telón de acero – veíamos impotentes como a nosotros nos traía la negación de nuestras libertades.

En efecto, Se instauraron regímenes comunistas en el Centro y Este de Europa bajo la influencia de la Unión Soviética, en los que las libertades de los ciudadanos eran sistemáticamente conculcadas. Y la persecución religiosa era un hecho incontestable. Ana, católica consecuente con su fe lo sufrió con crudeza, especialmente en los primeros años.

Luka anota en su diario las impresiones contradictorias que le produce el primer día de paz.

Hoy es la fiesta de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María y el primer día de «paz». Y hoy, de forma intensa, como siempre, mis pensamientos están contigo, Ana, como un eterno pero impotente centinela. Mientras Se despierta una mitad del mundo entusiasmada con la belleza del día después de la guerra en el que se soñó desde hace tanto tiempo,  gente sin hogar y procesiones de dolientes, hambrientos y mutilados, se quedarán fríos con la noticia de que ha empezado la paz.  ¿Vencerá alguna vez la justicia a la violencia, sea cual sea su color?. Eso solo Dios lo sabe. Pero ¿no es simbólico que en la gran fiesta de la Virgen caiga el primer día de la paz, aunque sea esta «paz»? Oh! ciertamente todo el mundo debería caer de rodillas delante de tu Madre Asunta al Cielo para pedirte misericordia, para que se cumplan sus palabras de Fátima: que venza la Justicia y que se convierta el mundo a Dios.

En medio de la alegría generalizada Luka piensa en los que no están y en primer lugar en Ana de la que aún no tenía noticias.

Querida Ana. hoy hay muchas cosas que se agolpan en mi pecho (…). Tu seguro te habrás acordado de cómo hoy voy a pensar mucho en ti. ¿Suena esto a contradicción de mi constante afirmación de que siempre pienso en ti? No te extrañe, no es un secreto y es la verdad. Hoy hubiera querido que se alargara el día para que pudiera decirte todo lo que descansa en mi corazón. Amada mía, qué doloroso es decir: mi niñita tiene 8 meses y no saber si siquiera está viva y aún más si su madre, doliente mía, está viva y sana. Qué doloroso es decir: estoy vivo y sentir la irónica muerte en mi pecho.

Estoy entre la gente así como me siento, en soledad, Mi corazón está lleno de ti, lleno de dolor, mis ojos llenos de lágrimas, llenos de sufrimiento.

Y la vida se ríe de mi a carcajadas. Me empuja al trabajo (ahora estoy en la “redacción”) por 30 liras al día y ese trabajo no me permite ni una mínima posibilidad de soledad. Y por esa magra ganancia que no aprovecha nadie ni a mí mismo, robo el tiempo que pasaría contigo y con nuestra pequeña Elica, aunque fuera en el mundo de la fantasía.

Siempre he estado tan dado a las leyes de  lo convencional  (que odio desde el fondo de mi alma) que podía sonreír cuando se esperaba de mi una sonrisa. Pero ya no puedo. La pantalla que escondía mi alma, ya está hecha harapos. La tengo que quitar y dedicar todo el tiempo a mi y eso quiere decir a ti, amada mía. Estoy solo y así me quedaré hasta que el Señor no se apiade de nosotros y nos de la gracia de que reanudemos nuestra vida juntos.

Dicen que la guerra ha terminado. Por las calles de muchas ciudades repican las campanas y suenan los gritos de una masa embriagada. La sangre derramada se lava con silenciosas lágrimas, los recuerdos eclipsan los hechos. Los sueños de paz se han convertido en un hecho. Se ha impuesto el tiempo pacífico o mejor sería decir el tiempo de postguerra. Pero los corazones ensangrentados no pueden ni secar sus lágrimas(…)

Luka recuerda a sus hermanos muertos durante la guerra

Si estás viva, triste doliente mía, lleva un ramillete de flores a la tumba en Mirogoj (el cementerio de Zagreb). Sé lo que pensarás antes de que reces por el alma del asesinado: ¿Por qué esta víctima?¿Con qué violencia se apagó esta vida de ese pacífico joven? Si, Tripo ya no está, como no están muchas más generosos y nobles y – criminales.

Y luego, Ana, esposa mía, recuerda a otro asesinado. Acuérdate del sacerdote por el Corazón de Dios. de quien no sabemos dónde está su tumba. Él tampoco volverá nunca. Ivo recibió la palma del martirio. Él reza por nosotros y yo tengo que  creer que Dios nos ayudará

Y mientras pienses en todas estas cosas, te asaltará el dolor por mi madre y mis hermanas.

Tu quizás ya sepas cuál ha sido su suerte. A mi me es desconocida.

Ana no pienses más en eso. reza a Dios y vuelve tus pensamientos a ti. Aparta tus ojos de nuestros queridos desaparecidos y desea que yo este a tu lado no solo en el pensamiento y la esperanza sino de aquella manera como estaba antes de aquél fatídico día en que nos separamos. Aunque todo mi sufrimiento se ha convertido en una agonía espiritual del dolor de un alma duramente probada, yo quisiera con tanta ansia tus besos, tus caricias… Perdona que piense y hable así.. quizá, Dios no lo quiera, Tu ya no estás entre los vivos. Si eso es cierto entonces que sea yo maldito por haber expresado en este momento una muestra de mi egoísmo. Lo he dicho porque lo sentía, porque eso es también una parte del amor que yo vivo, porque creo que vives.

Amada mía, reza con fe a nuestra Virgen de Fátima, para que cuanto antes se compadezca de nosotros, para que pasen cuanto antes los días de esta “paz” y se impongan los días de a justicia y la paz de Dios.

Porque, es doloroso decirlo, la guerra ha terminado y nosotros somos infelices. Es doloroso decirlo: Mi niñita, mi sol, tiene hoy 8 meses y no se siquiera si está viva y aún más si su madre, amada doliente mía está viva y sana. Es doloroso decirlo: estoy vivo y siento una irónica muerte en mi pecho, pero  tengo esperanza … en la vida.

 

 

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