fbpx
El carácter sereno y pacífico que Luka Brajnović mostró en sus años de profesor en la Universidad de Navarra, con ese toque de humor que le caracterizaba, hacía difícil imaginar la dureza de su experiencia vital antes de llegar a Pamplona. Una experiencia que le había llevado al borde de la muerte violenta en varias ocasiones y le había obligado a abandonar su patria y a verse alejado durante largos años de su familia. Él prefería no hablar de ello, pero a menudo le pedían que contara su historia y entonces lo hacía como si aquellas aventuras le hubieran ocurrido a otra persona. Sin ninguna dureza ni rencor. Podía hacerlo porque desde el principio se propuso perdonar a todos. Pero las huellas de los sufrimientos vividos permanecían en lo profundo de su alma y asomaban de forma lírica en sus poemas autobiográficos como éste de su libro Ex Ponto en el que recuerda a sus compañeros muertos en la guerra y a su patria perdida.
Mis compañeros muertos en el cautiverio
callan
para no contar sus biografías
inoportunas en estos tiempos.

Su memoria se hunde
en el silencio muerto
de una urbe destruida
en la orilla de la mar,
donde ya desaparecieron los siglos
de todo lo que había sido
bello y perenne

Me río de mi mismo:
soy como un nuevo Orfeo
que busca entre las ruinas
a su Eurídice raptada
por los salvajes de un Aristeo
enmascarado
que amansaba las flores
en las fachadas soleadas
con las manos sangrientas.

La muerte está sentada
en el umbral de mis esperanzas
apagadas.
Y al salir de mi escondrijo
me coge la mano
y la humedece
con lágrimas frías y amargas

Luego sale el sol
entre las ramas de un laurel viejo
en cuyas raíces
quedó grabada
mi primera herida obnubilada
de amar
aquella tierra
y aquella mar.

Luka Brajnović

Ex Ponto

A %d blogueros les gusta esto: