
Se acerca la Navidad. Un tiempo que para mi familia ha estado siempre muy vinculado a la poesía.
Cuando mis padres lograron reunirse en octubre de 1956 después de haber pasado 12 años separados a causa de la II Guerra Mundial y de las consecuencias de la Guerra Fría, se tenían el uno al otro y a su hija Elica que por fin había logrado conocer a su padre del que tanto había oido hablar. Pero poco más.
Llegaron a Madrid, después de un viaje por la Europa libre y se alojaron en un piso que mi padre había alquilado en la calle Bravo Murillo. Elica comenzó a ir al instituto sin saber una palabra de castellano y mi padre se pasaba el día trabajando para poder sostener a la familia. Pero era difícil para un refugiado abrirse camino en aquellos difíciles años 50..
Pasaron dos meses y llegó la Navidad. Entonces en España no era costumbre poner el árbol. En Croacia sí lo era: el árbol y a los pies el belén. Papá consiguió un árbol de unos americanos que vivían en Madrid. Pero ahí se acabó el dinero. Ya sólo quedaba para comer.
Llegó el día de Navidad, cuando el Niño Dios trae los regalos a los niños y en la nochebuena la pequeña familia se reunió alrededor del árbol pobremente adornado y las figuritas que les transportaban al lugar en el que tan míseramente pero rodeado del mayor de los cariños nació Jesús.
De las ramas del abeto colgaban unos papelitos. Eran los mejores regalos que Luka pudo hacer: un poema para cada uno.
Allí volcó todo su amor hacia esas dos personas por las que tanto había esperado y a las que tan poco podía ofrecer.
En su ensayo ¿Cómo nace un poema? escrito en Nuestro tiempo en 1975, dice que
En el momento en que el arte logra su más alto grado, es cuando supera la materialidad de las palabras, sonidos, volúmenes y colores y el artista comprende que estos medios que materializan su idea o su inspiración, son la única posibilidad de expresión de lo que su alma lleva dentro.
Y así es, allí volcó lo que su alma llevaba dentro. Las destinatarias de sus regalos se sintieron afortunadas. sobre todo porque era su primera navidad juntos. Aquellos pequeños poemas se han perdido.
Aquí voy a intentar traducir un poema suyo del croata de esa misma época que habla de la alegría: Se titula
Grito de Felicidad
Destierra la tristeza!
La alegría es un aliento divino de que embriaga y da fuerza.
Es como el sol de primavera sobre el campo en el que
florecen las almendras y amanece el trigo.
Es el sentido del altar
y la llama en la hoguera de la vida.
La sonrisa de la muerte santa
y la risa del niño emocionado
Es la Belleza y la
Bondad.
Es todo en la Vida!
Sin mancha, que desfigure el rostro.
Éxtasis en la mañana y fuego en la penumbra.
pura como la lágrima de una doncella
y como el pensamiento del santo en la eternidad.
¡Alegría!
¡En el alma paz, en el rostro felicidad!
Vive la paz que piensa y crea:
la felicidad que brota del corazón
como una alta catarata
que se derrama desde lo alto en una plateada lluvia
en la que cada gota lleva dentro el sol.
Por su luz y brillo
No se ve la oscuridad, ni los pasos descarriados.
¡Todo es limpio y alegre!
El poema es de Luka Brajnović. Traducción de Olga Brajnović
Photo by Artur Stanulevich on Unsplash
Muchas gracias por recordarnos esa parte de vuestra historia familiar, Olga. Y también por traer aquí esa bella poesía de D. Luka. Un abrazo y feliz Navidad. !!!ZORIONAK!!!🌲🌲🌲
Feliz Navidad, Andrés. Me alegro que te haya gustado. Creo que estamos muy necesitados de alegría en estos tiempos que corren. ¡Zorionak!
El poema es maravilloso. Al leerlo iba «viendo» las imagenes que el poeta propone. Y me ha inundado la alegria. Mil gracias Olga por este regalazo de Navidad
Que el Niño Dios te bendigs
Gracias, Pilar. Me alegro que lo hayas disfrutado. Feliz Navidad